Corazón
«Sólo podemos amar lo imperfecto» – B. Hellinger
Dejando atrás a la mujer perfecta voy abriéndome a la mujer imperfecta que soy, aprendo día a día a dejar de pelear, de luchar por ser lo que no soy.
Y sigo en ese vacío, aprendo a estar en la incertidumbre, a dejar de pensarlo todo, absolutamente todo, dejo mi mente descansar y así descansa mi alma, mi cuerpo entero se cae.
Me dejo en paz, sin saber, sin pensar, sin solucionar, sin hacer…Es casi como meditar. A veces lo consigo, otras me vuelvo a la cabeza contaminada de ideas, juicios, problemas, preocupaciones, fantasías, dudas, miedos, control… Los veo y dejo que pasen por delante de mí. Y vuelvo otra vez al corazón, porqué por el momento, sólo allí puedo ser y sólo desde allí puedo abrirme a la vida y dejar que fluya.
Me encuentro en cada latido. Lo demás me sobra.
Sólo cuento con el ahora, dejo marchar al pasado, dejo que el futuro sea únicamente incertidumbre. Pasado y futuro se escapan de mis manos abiertas y con ellos todo lo demás, dejo que vuelen lejos de mí, allí donde tengan que ir, en libertad.
En mí queda lo que queda, eso es todo lo que necesito, no hay más.
Hace un tiempo, después de hacer una taller de gestalt, escribí: «todos los caminos llegan al corazón». Pues aquí es dónde estoy hoy.