El vacío, la muerte y la mujer perfecta

© Cyprien Eugène Boulet

Después de ver con un microscopio mi Interior caí en un gran y enorme vacío.

VERME POR DENTRO
Pude ver cómo soy por dentro, vi los rincones más escondidos, los conocidos y los desconocidos, vi sus formas, sus colores, los olí, los escuché, los toqué, los lloré, los sentí. Vi a esa niña herida que fui. Vi los caminos que me llevan a lo más profundo de mi ser. Vi cómo me convertí en lo que soy, de dónde vengo y dónde estoy. Vi mi corazón… sin saber, sin pensar, sin entendimiento, sin control.
Me encontré con mi mi carácter y al final de todo con mi esencia apagada.

SENTIR EL VACÍO
Apareció un vacío inmenso en mi pecho y me lo dejé sentir durante días y días, días eternos en los que mi mirada fue clara, amplia, consciente, distinta, nueva… hacia mí, hacia el otro y hacia el mundo, y sentí dolor.
Qué importante fue no tener mucho en cuenta a mi mente, no pretender escaparme como siempre, buscando soluciones a todas esas dudas que se fueron despertando en mí. Qué bueno que pudiera y quisiera convivir con ese vacío, abriéndome a él.

MORIR
Caí en lo más hondo, entré en una crisis total y absoluta.
En esa caída, sentí la  muerte dentro de mí y lloré, grité, tirada en el suelo, en soledad, en mi intimidad. Me dejé caer, me dejé morir.

NACER
Con el tiempo lo he entendido. Estaba sintiendo que una parte de mí moría para que otra naciera. Estaba dejando atrás algo antiguo, el disfraz con el que tanto me identifiqué. Lo solté, lo dejé marchar.
La vida es muerte y nacimiento constante.

Y aquí estoy, renaciendo en cierta manera. Sintiendo esa parte nueva que me pide desde dentro salir a gritos. Intentando traspasar el miedo que esto me provoca. ¿qué será de mí sin todo lo que creo que soy?.

Aquí estoy, sin más.

APRENDER
Una vez más aprendo a dejarme sentir, a escucharme y a atenderme. Aprendo a dejar de luchar contra el miedo, pues cuando no lo hago, lo veo, lo toco, lo escucho y lo traspaso, dando lugar a algo nuevo. Aprendo a desapegarme de la mente que me maltrata, me llena de creencias, soluciones, falsedades, juicios y deberías. Aprendo a estar en mí, a habitarme. Aprendo a caminar sola y a dejarme acompañar, a saber que todo está bien, aunque me duela, aunque no sepa. Aprendo a estar en el presente, a observarme, a dejarme en paz, a perdonarme. Aprendo a vivirme en un nuevo lugar. Aprendo a amarme con todo.

ACEPTAR
Voy dejando morir a esa mujer ideal que quise ser, la buena esposa, amante, hija, hermana, amiga, trabajadora, y dejo nacer a una mujer menos perfecta, alguien que tiene miedos y dudas, que grita por dentro a veces y otras hacia afuera, que no sabe por dónde tirar, que se equivoca, que va y vuelve cien veces… a una mujer imperfecta.
Tiré la máscara, el disfraz, me desnudé y me asusté mucho. No quería ser y estar sin todo esto, pues, ¿cómo me iba a mover por el mundo, cómo iba salir de mi zona de confort en dónde todo vale, cómo ir sin mi disfraz?.
Me doy cuenta, en medio del terror, que todo esto no es más que mi ego, y bajo al cuerpo, al alma, al corazón.

Ahora voy despidiéndome de la mujer perfecta, doy el paso a esa mujer imperfecta que soy yo.

Todo está bien, no hay nada que hacer.

Esta soy yo, soy la que soy con todo lo que soy.