La herida infantil
A veces, tras una discusión con un ser amado, se despierta en mí un sentimiento de culpa, me siento perdida, sola, pequeña, incomprendida, enfadada y triste…
Al poner un poco de conciencia me doy cuenta que lo que realmente me hace daño es que esa persona, o lo que yo veo en ella, me tocó una herida en el Interior de mi Alma.
Me pregunto, ¿a quién estoy viendo enfrente mío?, ¿cómo me siento?, ¿es algo actual o quizás es algo que, de algún modo, estoy reviviendo del pasado?, ¿qué me está tocando esa situación?, ¿qué se está moviendo en mi Interior?.
Entonces me dejo sentir ese dolor.
Abrazo a la emoción, abrazo a mi niña interior, la amo, la cuido, la escucho…Estoy acariciando la herida, aunque duela, aunque escueza, aunque esté abierta.
¿Cuántas veces nos dan un portazo, nos dicen que nos hemos equivocado, que hay que hacerlo mejor, nos dicen NO, nos rechazan, perdemos la partida, nos dicen algo que no nos gusta, nos critican, nos sentimos fracasados…?
¿Cuántas situaciones vivimos en las que algo nos duele?
Las mismas, creo yo, que tocamos nuestras heridas, heridas infantiles.
Lo que ocurre es que vivimos esa situación sin dejar espacio a la emoción que le corresponde por naturaleza, puede ser frustración, rabia, tristeza, impotencia, sentimiento de abandono, frialdad, apatía… o simplemente dolor…
Parece que preferimos pasar página, porque aprendimos “que en esta vida hay que ser fuerte, no hay que llorar demasiado, y ¡a por otra cosa mariposa!”.
En nuestra cultura hay emociones “buenas” como la alegría y la calma, y emociones “malas” como la tristeza o la rabia. Pero todas ellas son válidas, y a veces, éstas segundas son más auténticas porque vienen directamente del corazón. Pero, las entendemos como malas y les damos un tijeretazo.
De esta manera, acumulamos emociones que quedan encerradas en una especie de caja fuerte, a la que cerramos bien con un candado, hasta que la caja se abre de golpe porque no puede contener más. Sí, en cierta manera somos contenedores de emociones…
Cuando vivimos una situación en la que algo o alguien nos molesta, podemos parar y ver qué es lo que pasa en nuestro Interior, porque quizás hemos tocado una herida infantil…
… y sintamos lo que sintamos estará bien, porque estaremos escuchando al corazón…
Berta
siguiendo al corazón 🙂