Blog


© Esther Sorribas

Después de sentirme sola en un momento delicado, me acordé de la canción «Soledad» de Jorge Drexler, e hice algunas reflexiones.

No nos educaron para estar solos, no sabemos estar solos.

Creemos que es mejor estar rodeados de gente, objetos, información, mensajes… o con nuestra propia mente que nunca calla y nos distraemos en todo ese ruido.

Es difícil contactar con el Interior, tener un encuentro con uno mismo/a, ya que la cabeza nos lo dificulta diciéndonos, a modo de advertencia, «Cuidado, si vas por allí te encontrarás con las cosas que no quieres ver, dolor, tristeza, enfado, dependencia».

Así, asociamos estar en soledad con estar sufriendo, se nos hace grande, porque ya tenemos suficiente con los problemas que hemos vivido durante el día y no queremos complicarnos más, desconectamos y no nos hacemos caso.

La soledad nos da miedo. Entonces, ¿Tenemos miedo de nosotros/as mismos/as?.

No tiene mucho sentido, ¿no?, porque lo más grande que tenemos se encuentra en el Interior, en el alma, en el corazón.
Es allí donde puedo encontrar la luz a los problemas, un poco de paz.
Es allí donde me puedo dejar caer, donde puedo descansar.
Es allí donde puedo dejarme sentir, haya lo que haya.
Es allí donde puedo tocar el dolor y donde me puedo recuperar.
Es allí donde puedo dejar de luchar, de juzgarme, de perseguirme, donde puedo ser yo mismo/a.
Es allí donde empieza y acaba todo, donde puedo darme cuenta, donde está la escucha y la aceptación, donde puedo empezar a amarme y amar a los demás, donde puedo perdonarme y perdonar.
Es allí donde puedo estar sin más, donde puedo encontrar todo lo que me hace falta,
pues es allí donde está la luz, la paz, la libertad, el amor.

Allí está mi lugar.

Evitar esto es evitarme a mí y perderme.

¿Cuándo nos encontramos con nuestro Interior y charlamos un rato con él?. ¿Cuándo estamos en silencio acallando la mente y dejándonos sentir el latido del corazón, la respiración, escuchando el cuerpo?. ¿Cuánto tiempo dedicamos a estar solos/as?, ¿Cuándo nos abrazamos?, ¿Cuándo nos amamos?.

¿Cuándo nos sentimos solos y felices?.

Quizás a veces es tan sencillo como dedicarme un momento y simplemente estar, acompañándome con lo que haya, y poco a poco sentirme y darme el valor que tengo como ser único. Mirar de cara a cara a la soledad porque ella soy yo, y explicarle que le tengo miedo pero que quiero estar con ella y abrazarla…

Soledad,
aquí están mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,
propongo que tú y yo nos vayamos conociendo.

Aquí estoy,
te traigo mis cicatrices,
palabras sobre papel pentagramado,
no te fijes mucho en lo que dicen,
me encontrarás
en cada cosa que he callado.

Ya pasó
ya he dejado que se empañe
la ilusión de que vivir es indoloro.
Qué raro que seas tú
quien me acompañe, soledad,
a mí, que nunca supe bien
cómo estar solo.

Un Comentario

¿Qué piensas?